Fotografía Terapéutica

Mano entre hojas

¿Por qué se dice que la fotografía es terapéutica, o puede serlo?

 

¿Para qué tomamos fotos? 
Para dejar constancia de nuestro paso por un determinado lugar, con una determinada persona y en una determinada situación. Tener una fotografía es la prueba irrefutable de que hemos vivido o visto algo interesante en nuestra vida.

Otra respuesta podría ser también que tomamos fotos para no olvidar. Estas son las respuestas básicas, inmediatas… pero si seguimos yendo dentro, se podría decir que otras veces tomamos fotos para asimilar eso que puede no nos terminamos de creer, y cuando vemos la fotografía, aparece, nos damos cuenta y lo interior  e inconsciente se materializa en una foto, haciéndose exterior.

Esta última respuesta nos va acercando más a la Fotografía Terapéutica que muy a groso modo podría decir que es cuando llevamos la «práctica fotográfica a un sentido de búsqueda de bienestar interior». Que si bien comienza va más allá de capturar el momento. Esta práctica fotográfica deviene terapéutica porque nos ayuda a darnos cuenta, accionando en nuestro interior una emoción dormida, un recuerdo olvidado en el inconsciente pero que al ver la imagen se hace latente.

Desde este punto de vista terapéutico se puede decir que no tomamos fotos para capturar el momento, sino para vernos y entender qué pasa dentro nuestro, y de ser necesario, intervenir la fotografía resultante para accionar en nuestro interior lo que materializamos fuera a través de dicha intervención. 

La práctica de la Fotografía Terapéutica, abarca un amplio proceso, y va desde lo que miramos y cómo miramos, pasando por seleccionar qué es lo que queremos fotografiar de aquello que miramos. Luego viene el proceso de la observación de la fotografía como tal y su posterior intervención, o no,. Que va a ir ligada a lo que vamos sintiendo dentro, a lo que descubrimos en esa íntima observación de la imagen.

Por todo esto, la Fotografía Terapéutica es una herramienta poderosa que ayuda a las personas a conectar con aquello que no siempre es fácil abordar. Con la imagen podemos profundizar en aspectos que intuimos pero no vemos del todo claro a veces.

Son muchos los ejemplos que existen de la fotografía como herramienta terapéutica para abordar y luego compartir lo vivido durante el proceso. La pionera de esto fue Joe Spencer, que fotografió su proceso de enfermedad y curación del Cáncer de mama que padeció. 

Un trabajo reciente, conmovedor y que despertó mucha conciencia, es el de Olatz Vázquez. Ella se autorretrató durante todo el transcurso de su enfermedad. Sus imágenes son increíblemente bellas, delicadas, llenas de amor a la vida que se le escapaba de las manos día tras día.

Olatz decía que toda su vida «ha llorado fotografías» porque la fotografía siempre ha sido su vía para sacar las cosas que tenía dentro y a las que necesitaba dar salida.

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× Escríbeme por whatssap!